CONCEPTO DEL COBRE EN LAS PLANTAS
El
cobre es uno de los micronutrientes necesarios para las plantas en muy pequeñas
dosis. En el sustrato, el rango normal es de 0,05-0,5 ppm, mientras que en la
mayor parte de los tejidos es de 3-10 ppm. En comparación, el índice ideal de
hierro en el tejido es 20 veces más alto que el de cobre. Si bien la
deficiencia o la toxicidad del cobre rara vez se presentan, lo mejor es evitar
los extremos, pues en ambos casos el crecimiento y la calidad de los cultivos
podrían verse afectados.
La función del cobre:
en las plantas, el cobre activa ciertas enzimas implicadas en la síntesis de
lignina y es esencial para diversos sistemas enzimáticos. También es necesario
en el proceso de la fotosíntesis, esencial para la respiración de las plantas y
coadyuvante de éstas en el metabolismo de carbohidratos y proteínas. Además, el
cobre ayuda a intensificar el sabor, el color en las hortalizas y en las
flores.
Deficiencia de cobre:
el cobre es inmóvil; es decir, los síntomas de su deficiencia se presentan en
las hojas nuevas. Dichos síntomas varían dependiendo de cada cultivo,
normalmente comienzan por enrollamiento y una leve clorosis, sea en toda la
hoja o bien entre las venas de las nuevas. Dentro de las zonas cloróticas de
las hojas pueden formarse pequeños puntos necróticos, particularmente en los
bordes de éstas. A medida que los síntomas progresan, las hojas nuevas son más
pequeñas, pierden su brillo y en algunos casos pueden marchitarse. Los
meristemos apicales pueden necrosarse y morir, impidiendo así el desarrollo de
ramas laterales. Típicamente, la apariencia de las plantas es compacta y los
tallos entre las hojas se acortan; mientras que, en las flores, el color suele
ser más claro de lo normal.
El
exceso de potasio, fósforo y otros micronutrientes puede provocar, indirectamente,
deficiencia de cobre. Esta deficiencia también puede ser provocada por un pH
alto en el sustrato, pues su disponibilidad será menor para la planta.

“Hoja
normal de rosa a la derecha, en comparación con hojas con deficiencia de cobre.
Nótese
la talla más pequeña, el enrollamiento y la clorosis.”

“La
hoja del crisantemo de la izquierda es normal, mientras que
la
de la derecha presenta deficiencia de hierro. Nótese el tamaño de la hoja y la
clorosis.”
Toxicidad:
el exceso de cobre en el sustrato puede afectar el desarrollo de la raíz; esta
quema sus puntas provocándole un crecimiento lateral excesivo. En la planta,
los altos niveles de cobre pueden competir con la absorción de hierro y, en
ocasiones, de molibdeno o zinc. Respecto a los nuevos cultivos, al principio
pueden tornarse más verdes de lo normal, después presentarán los síntomas de
deficiencia de hierro o quizá de otros micronutrientes. Si no es corregida, la
amenaza de toxicidad por cobre puede reducir la ramificación y finalmente
provocar el deterioro de la planta.
Como
ocurre con la mayoría de los micronutrientes, la disponibilidad del cobre es
mayor cuando el pH del sustrato es bajo: si se detectan síntomas de toxicidad
por cobre, es preciso analizar el pH del sustrato de cultivo. Por otra parte,
ciertos fungicidas contienen este elemento como ingrediente activo, por lo que
resulta esencial enjuagar el follaje antes de examinar el tejido. Las plantas
más sensibles a la toxicidad del cobre suelen ser las hortalizas.
Dónde encontrar cobre:
el cobre es aportado totalmente por la mayoría de los fertilizantes solubles en
agua y de liberación controlada, estos deben ser aplicados en los índices
recomendados. Varios fungicidas contienen cobre como ingrediente activo, así
que una parte del mismo será absorbida por las hojas. A menudo, el agua para
riego aporta un poco de cobre, y rara vez está presente en exceso. Es necesario
analizarla para comprobar el contenido de cobre y de otros elementos.
Si
se requiere de cobre adicional, se recomienda usar un fertilizante completo en
micronutrientes para evitar el aporte excesivo de este elemento y, por
consecuencia, inducir la deficiencia de otros micronutrientes. Se puede
efectuar una sola aplicación de sulfato de cobre o de cualquier forma quilatada
del mismo, pero es preciso hacerlo con precaución, pues la línea divisoria
entre su escasez y su exceso es muy delgada. Para evitar quemaduras en el
follaje, aplique el producto al sustrato a saturación no lo aplique de manera
foliar.
SODIO EN LAS PLANTAS
Típicamente,
estos elementos son vistos como iones residuales innecesarios para las plantas.
Esto puede ser cierto si sus niveles en la fuente de agua son altos; sin
embargo, investigaciones señalan que en realidad las plantas los utilizan en
pequeñas cantidades. No es necesario agregar sal de mesa al depósito del
fertilizante; la mayor parte de las fuentes de agua contienen niveles
suficientes de ambos elementos, por lo que su deficiencia es rara.
Función:
el sodio no es un elemento esencial para las plantas, pero puede ser usado en
pequeñas cantidades, al igual que los micronutrientes, como auxiliar para el
metabolismo y la síntesis de clorofila. En algunas plantas, puede ser empleado
como sustituto parcial de potasio y es útil en la apertura y el cierre de
estomas, lo cual ayuda a regular el equilibrio interno de agua. El cloruro es
necesario en pequeñas cantidades y coadyuva en el metabolismo de las plantas,
la fotosíntesis, la ósmosis (movimiento de agua hacia dentro y fuera de las
células de las plantas) y en el equilibrio iónico en el interior de sus
células.
Deficiencia: los síntomas de deficiencia de sodio no son
muy evidentes puesto que no se trata de un elemento esencial. La deficiencia de
cloruro, puede presentarse si, de manera permanente, el sustrato contiene menos
de 2 ppm de esta sal. Sus síntomas se presentan como manchas cloróticas
acompañadas de puntos necrosados localizados entre las venas o en las orillas
de las hojas más jóvenes. En casos avanzados, la deficiencia de cloruro puede
provocar marchitamiento. Ambas deficiencias son raras, puesto que estas sales
se encuentran en la mayoría de las fuentes de agua, así como en los
fertilizantes (como impurezas).

"Hoja
de tomate con deficiencia de cloruro."
Toxicidad:
la toxicidad del sodio se presenta en forma de necrosis o quemaduras en las
puntas y las orillas de las plantas, tal como ocurre en la toxicidad asociada
con micronutrientes. La toxicidad del cloruro comienza por un amarilleamiento
prematuro de las hojas y la cual conduce a la necrosis de las puntas o las
orillas de las plantas de más edad; también produce bronceado. El geranio, la
lechuga y la flor de Nochebuena son plantas sensibles a la toxicidad del
cloruro; el clavel, la lengua de barba (Penstemon), el tomate y la verbena
también lo son, aunque en menor grado.

"Síntomas de la
toxicidad de sodio en un arce"

"Síntomas
de la toxicidad de cloro en las uvas."
Dado
que tanto el sodio como el cloro pueden encontrarse en niveles altos, pero no
tóxicos, en el sustrato de cultivo, pueden competir con los elementos benéficos
para ser absorbidos por las raíces de las plantas. El sodio compite con el
potasio, el calcio, el magnesio y el amonio; mientras que el cloro lo hace con
el nitrato, el fosfato y el sulfato. Lógicamente, si los niveles de sodio o de
cloro son altos y los de los demás elementos son bajos o normales, la planta no
podrá diferenciar a unos de otros, sólo se limitará a absorber lo que se
encuentre en el sustrato de cultivo. Como consecuencia de lo anterior, es
posible que la planta no reciba los niveles suficientes de algún elemento
benéfico, lo cual sería causa de la respectiva deficiencia (en el tejido).
La
presencia de niveles altos, o incluso excesivos, de sodio o de cloruro en el
sustrato de cultivo, muy probablemente se deba al agua: analícela. Los
problemas pueden surgir si estos niveles exceden de 50 ppm en el caso del sodio
y de 70 ppm en el caso del cloruro. Ante esta situación, es importante permitir
que el agua salga por completo de cada contenedor cada vez que se irrigue
(lixiviar), así se minimiza el riesgo de acumulaciones. Tampoco los niveles de
fertilidad pueden caer por debajo de lo normal, ya que los iones residuales
serían absorbidos en mayor proporción, comprometiendo el aprovechamiento de los
elementos realmente importantes. Monitoree los niveles de sales en su sustrato
por lo menos cada semana o cada quince días, pues se acumulan rápidamente. Si
los niveles de sodio o de cloruro en el agua son superiores a 150 y 200 ppm
respectivamente, su mejor alternativa será la ósmosis inversa.
Dónde encontrar sodio y cloruro:
en la mayoría de las fuentes de agua se pueden encontrar en niveles adecuados.
De lo contrario, pueden encontrarse pequeñas cantidades de sodio en fertilizantes,
así como en ciertos pesticidas. El cloruro, por su parte, puede ser aportado
por el fertilizante en forma de cloruro de calcio, cloruro de potasio, cloruro
de amonio o cloruro de magnesio.
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